En superficie, una potente borrasca al oeste de la zona marítima de Gran Sol advecta sus frentes sobre la fachada atlántica peninsular, dejando precipitaciones en todas las cuencas atlánticas. La España cantábrica y mediterránea no recibe casi precipitación por encontrarse a sotavento del flujo. En esta zona, solamente los Pirineos occidentales reciben precipitaciones de importancia, ya que, aunque el aire llega aquí bastante seco, sufre un importante forzamiento topográfico. Este mismo forzamiento explica los máximos relativos de precipitación en los principales macizos montañosos de las cuencas atlánticas.

En 500 hPa aparece un intenso flujo zonal.

Este tipo se presenta muy predominantemente en invierno, estando práctica mente ausente en verano, en concordancia lógica con el desplazamiento latitudinal que sufren el frente polar y el cinturón de borrascas extratropicales. La aparición de una configuración como la asociada a este tipo, con una gran borrasca localizada tan al sur, sólo es posible cuando aquellos están muy desplazados meridionalmente.

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