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Principales forzamientos
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FORZAMIENTO FRONTAL

Las bajas o borrascas generan, en su dinámica, estrechas zonas de contacto entre masas de aire de distintas características, que se denominan frentes o fronteras. En estas zonas se producen circulaciones atmosféricas directas con componente ascendente que pueden producir precipitaciones. El forzamiento frontal aparece pues asociado a los tipos con bajas dinámicas. Aunque la posición del frente no es determinable en los tipos de la clasificación (como configuraciones promediadas que son), sí puede aceptarse que, estadísticamente, los frentes "barren" la zona de flujo ciclónico, del suroeste al este de la baja en superficie. Además, la dirección de incidencia del frente (de gran importancia en la determinación del forzamiento orográfico) coincide aproximadamente con la del flujo geostrófico superficial.

Genéricamente, este forzamiento frontal debería incluirse entre los denominados forzamientos dinámicos, generados directamente por la dinámica atmosférica (a diferencia de los forzamientos topográfico y térmico, en los que la superficie terrestre protagoniza directamente su génesis). Los sistemas frontales están asociados a los chorros de la alta troposfera. En lo sucesivo no se hará referencia al carácter dinámico del forzamiento frontal. La denominación "forzamiento dinámico" se reservará al forzamiento dinámico cuasigeostrófico que se explica posteriormente. 
 
 

FORZAMIENTO TOPOGRAFICO


 


Las isobaras (mapa de SLP) y las líneas equipotenciales (mapa de Z500) determinan la dirección y la velocidad (por su proximidad) de los vientos geostróficos, que, a efectos de la precisión requerida en esta clasificación, pueden considerarse equivalentes a los reales (en realidad, el viento en superficie presenta una componente dirigida hacia las bajas presiones, que lo convierte en centrípeto/centrífugo alrededor de las borrascas/anticiclones). Cuando un flujo superficial encuentra en su camino un obstáculo, tiende a rodearlo o a fluir por encima. Si esto último ocurre, el ascenso forzado que sufre la masa de aire puede provocar condensación y precipitación en la ladera de barlovento. A sotavento, el aire desciende, y sufre un fuerte calentamiento, alcanzándose a las mismas cotas mayor temperatura que en la ladera de barlovento, debido al calor de condensación liberado en el ascenso. Además, la humedad absoluta también es menor que a barlovento, por la descarga de agua sufrida. Por tanto, la humedad relativa desciende bruscamente, y en general, desaparecen las precipitaciones. Es el denominado efecto Föhn.

Cuando el flujo presenta actividad frontal, el efecto de la topografía se multiplica. Por un lado, el obstáculo topográfico ralentiza el paso del frente, con lo que las precipitaciones en la vertiente de barlovento se incrementan. Por otro, la descarga de precipitación hace que la humedad absoluta de la masa disminuya, con lo que el frente presenta a sotavento menor actividad.

Por todo ello, en flujos superficiales con componente perpendicular al eje de una cordillera, las precipitaciones van a acusar los efectos de este forzamiento topográfico presentando máximos en las vertientes de barlovento y mínimos a sotavento.


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